Las Hijas de Sisalham


LAS HIJAS DE SISALHAM, MUJERES COMBATIBAS EN LA HISTORIA DE ÚMBATOR

¡Ay, las Hijas de Sisalham! Nadie sabe con exactitud, cuál es su origen, pero todos los habitantes de Úmbator hablan de ellas con respeto y adoración.

He intentado hallar la génesis de tan magnífica raza de mujeres, pero ni en el tröksvalagdaerân de Dhotlaren ni en la valagsnaye de Sionsen he podido encontrarla. Así, esto que leeréis a continuación no son nada más que hipótesis.

La historia las ubica por primera vez al norte de los Montes de Fuego; posiblemente entre la Laguna Carmesí y los valles más septentrionales de dicha cordillera. Si hay algo que está más o menos claro respecto a las Hijas de Sisalham es que en los tiempos más remotos, lo que los humanos del norte conocen como la Era Blanca, tuvieron relación con las ninfas. De hecho, es posible que parte de su poder derive de tales tratos; sin embargo, y aquí encontré una de las primeras contradicciones en la historia de estas mujeres, las ninfas son las madres de la hechicería, mientras que las Hijas de Sisalham han sido magas portentosas. Lo que yo pienso es que cuando se afirma que su poder deriva de las ninfas, lo que quiere decirse es que algunas de sus aptitudes son herencia de ellas: véase la capacidad de entender el lenguaje del viento, por ejemplo, o su gran afinidad con los animales de los bosques.




Hay quien se ha atrevido a asegurar que la primera Hija de Sisalham nació de la relación entre una ninfa y un hombre. Dicha afirmación resulta, bajo mi punto de vista, del todo disparatada. No se ha conocido nunca a una ninfa que se enamorase de un ser mortal (no al menos de la manera que los seres humanos entendemos como enamoramiento de carácter romántico). Por todos es conocida la afición que estas maravillosas criaturas tienen por achuchar a los hombres, pero creo que nadie, en sus cabales, afirmaría un dislate semejante.

Lo que yo creo es lo siguiente: las Hijas de Sisalham son descendientes de la relación entre un elfo y una Sacerdotisa de Galash. Estas últimas abundaron en tiempos antiguos, y se dice que eran tan enamoradizas como poderosas. Tendría lógica, pues las Sacerdotisas de Galash habitaron en tierras compartidas con las ninfas y aprendieron de ellas muchas cosas. Luego desaparecieron, pero perduraron sus artes en las Hijas de Sisalham.

El cómo de la relación entre estas últimas y las Sacerdotisas de Galash es también un misterio. ¿Son descendientes directas? ¿Acaso las Hijas de Sisalham son una escisión de la orden sacerdotal de Galash? Para dilucidar tal enigma viajé a la ciudad nórdica de Iorenzal y le pregunté a Kröts, la madre de la actual regente, una anciana alta y fuerte como las montañas en las que viven. Pues bien, Kröts sabe mucho sobre historia, pero poco pudo decirme sobre ellas. Pasé una velada agradable y aprendí cientos de anécdotas, además de comer pastas de almendras con chocolate hasta dolerme la tripa (Bárbara, si lees esto, quiero que sepas que el chocolate con leche de Iorenzal es mil veces mejor que el de la Tierra ;-D). Pero aparte del empacho, nada me llevé que me fuera de utilidad sobre las Hijas de Sisalham.

La cuestión es que no puede afirmarse con rotundidad ni dónde ni cuándo nacieron, aunque no cabe duda de su poder, ni de la influencia que tuvieron entre los pueblos de los hombres antes del advenimiento del Archimago.

Fueron así poderosas mujeres de renombre: de hecho, todos los hombres que compartieron tiempo con ellas han quedado ensombrecidos por su grandeza. Empero, la devastación del sur fue su perdición. Tetsis estuvo en la Batalla del Dolor Eterno y conoció a Daiya Aîssen. Fue la única superviviente, y por lo tanto la última rama del árbol genealógico de las Hijas de Sisalham. Una verdadera pena.

Curiosamente, ellas no utilizaron asiduamente esta denominación, y durante la historia reciente de Úmbator se llamaron a sí mismas Sacerdotisas de la Luz. O, simplemente, magas de la luz.

La única representante que queda a día de hoy de su linaje es Niaxaya, cuyo hogar hasta hace poco era el Bosque del Silencio, con las gentes que habitan aquellas tierras, y que se dan el nombre de Silênnos. Son gente sencilla, de carácter pastoril, aunque manejan con soltura la magia y la espada. La última como necesidad por las frecuentes incursiones que los uklus blancos hacen desde Bosque Gélido; la primera, sobre todo, para curar y bendecir.

Niaxaya, con la que tengo la suerte de convivir (y me temo que yo también seré uno de esos hombres ensombrecidos por la grandeza de su magia), nada sabe sobre su linaje. Si queréis más información, Diana os habló sobre ella en otra entrada.

Las Hijas de Sisalham fueron ricas y poderosas en las tierras del sur, y  algunas de ellas se sentaron en tronos y gobernaron ciudades que hoy nos parecerían salidas de una leyenda. Así, al contemplar a Niaxaya, vemos el portento de sus antepasadas, pues posee la hechura natural de las suyas, pero subyace en ella la grandeza y el esplendor de una reina. Sobre todo cuando viste la túnica de plata, se cubre con la capa mágica y empuña el bastón Darssan: es entonces cuando parece venida de un tiempo remoto, bruñida de plata y verde, como una luz en mitad del bosque.

Es imposible no sentir lástima al pensar cuánto se perdió con la desaparición de las Hijas de Sisalham. Inteligencia, belleza y poder a partes iguales; pero fue el suyo un poder concebido para servir, no para gobernar, y aun cuando ocuparon tronos fueron siempre justas, humildes y sabias. Enamoraron por igual a hombres y mujeres, pero jamás usaron la belleza para lograr nada que su inteligencia no alcanzase; y aunque enamoradizas, mantuvieron intacta su independencia.

Una de las últimas gestas en las que su nombre brilla con luz propia es la Batalla de las Ciénagas Gélidas, registrada en un antiquísimo valag de Sionsen. Allí tuvo lugar un enfrenamiento entre una docena de sacerdotisas de la luz y una centuria de tropas del Caudillo Blanco, adalid del mal y dueño de tierras costeras al norte de los Montes de Iorenzal. Allí, las Sacerdotisas desplegaron una magia que desde entonces no ha vuelto a verse en tales latitudes, y que los siervos del mal no han olvidado. 

Me gustaría disponer de más información sobre las Hijas de Sisalham, pero como he dicho al principio, esta es escasa y en algunos puntos contradictoria.

Por el momento, y a falta de más datos, esto es todo lo que hay.

Mark J. Leiver.

¡Que el Kuisae os sea favorable!



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